Ir al contenido principal

Presentación

"A esta isla que soy si alguien llega
Que se encuentre con algo es mi deseo
Manantiales de versos encendidos
Y cascadas de paz es lo que tengo" 
(Gloria Fuertes)

Me considero una lectora apasionada de obras literarias. No concibo mi vida sin esa necesidad que me lleva a buscar tiempos para regalarme el placer de leer. Soy adicta. Disfruto con la poesía, pero para mí la novela es la narrativa ideal. Lo supe cuando leí a Faulkner y tras él otros muchos autores. No me cuesta nada seguir una novela cuando está bien escrita, la trama me atrapa y no puedo dejarla hasta el final. Podría decir que mi objeto de deseo es un libro en mis manos y una librería, mi perdición.

Si la lectura es mi fiel compañera, la escritura es mi cómplice. Me permite dejar volar la imaginación, que las ideas fluyan, me anima a pensar y estructurar el pensamiento con el valor de la palabra. Es el placer de llenar el vacío de la página en blanco con una historia de esas que te salen redondas, aunque, por el camino, otras muchas terminen en la papelera.

Como no hay dos sin tres, mi tercera afición es viajar. En los tiempos de espera en aeropuertos o estaciones, no hay como llevar un ebook en la mochila; también una agenda donde volcar la necesidad imperiosa que te lleva a crear historias para lanzarlas por esos mundos virtuales con la ilusión de que se encuentren con algún lector. 

Inicié mi andadura como narradora de historias en el 2009, cuando abrí este blog en el que empecé a publicar relatos. En paralelo participé en varios talleres de escritura y publiqué en diferentes páginas de redes sociales. Pese a que no soy muy dada a tomar parte activa en certámenes literarios, veo estas participaciones como una experiencia de aprendizaje muy positiva que me han dejado muy buenos recuerdos y algunas distinciones. 

Como consecuencia de todo ello, algunos de mis relatos se han publicado en varias antologías: Primavera de microrrelatos indignados (2014, Agua Pura), Pluma, tinta y papel V (2016, Diversidad Literaria), Territorio de escritores (2017, edit. Tirrenis), 66 - Relatos compulsivos (2018, edit. Zarpaone), Tinta, papel y…, ¡acción! (2019, El tintero de oro), Anoche soñé que… (2021, El tintero de oro). Relatos al punto de tinta (2022, El tintero de oro). Sospechosos de la tinta (2023, El tintero de oro). En solitario, he publicado el libro: La casa de arena (2022, edit. Uno).  

Escribo por el placer de fabular. Recojo todo aquello que llama mi atención, algo irrelevante, fugaz, y lo atrapo con las palabras antes de que quede relegado al olvido. Con una sensibilidad especial, recreo ambientes y retrato personajes que pueden interesarte como lector. Mis relatos son mi mejor carta de presentación. Si me cedes un poco de tu tiempo, que ya sé que no te sobra, intentaré no defraudarte. Contar historias, transportarte a otros lugares o cambiar la realidad de aquellos que conoces, es todo un reto. Si además consigo transmitir una emoción o un sueño. ¿Qué más puedo pedir? Cuento contigo. Sé que estos relatos solo cobrarán vida cuando sean leídos y sentidos por un lector que los encuentre. Sin ti, sin todos los que pasáis por aquí, este blog no sería el mismo. Cuando empecé una sola visita me alegraba y me animaba, nunca pude intuir el número de visitantes ni los mensajes tan alentadores que me habéis dejado.

Todo mi agradecimiento y mi cariño. 

© María Pilar 

Más vistas

Hagamos un trato

Te propongo un pacto. No removamos más el pasado, no le demos más vueltas ni nos echemos más en cara lo que ocurrió, ya no lo podemos cambiar, dejémoslo correr por el camino del olvido, no me gusta esta guerra soterrada ni este mirar de soslayo con la desconfianza como carga. Llevamos un tiempo con el rictus de la tristeza pegado y el alma rota sin querer dar el brazo a torcer. «Demasiado vehemente», me dices; «excesivamente racional», te contesto. Esto es un «toma y daca» y esta guerra no va a parar. Ya sé que soy impulsiva, alocada y me lanzo sin escuchar tus voces de contención, pero reconoce que eres tan racional, tan pausado y mides tanto las palabras que a tu lado últimamente no hago más que bostezar. Me gusta volar como el viento, necesito sentirme en libertad, no me atosigues. Cuando yo he tomado decisiones no nos ha ido tan mal. Y sobre todo no cargues sobre mi conciencia, sabes que soy muy sensible y el sentimiento de culpa me hace pasarlo fatal. Te pasas la vida planific

Amanecer deslumbrante

Salimos de casa con aspecto somnoliento. Al subir al remolque, ayudados por los dos hermanos mayores, percibimos el viento gélido de la madrugada. No era normal que nos llevaran con ellos; pero ese día, así padre lo había decidido. La calle en la que vivíamos aparecía oculta en la penumbra, se nos hacía extraña. Dejamos el pueblo solitario y silencioso envuelto en la neblina matinal. En el remolque nos encogimos como pudimos para evitar el frío que nos hacía castañetear los dientes y nos provocaba pequeñas chimeneas de vaho que se fundían con la niebla; esfuerzo inútil, pues el traqueteo descomponía nuestras figuras y nos lanzaba a la una contra la otra. No así los hermanos mayores que, apoyados en las cartolas, se dejaban acunar por el movimiento y se hacían los dormidos. El tractor reptaba ruidoso por la subida del Carramonte. Al llegar al alto del páramo por la zona de Valdesalce, amanecía. Nos apeamos de un salto. Impresionaba el mundo que se abría ante nosotros. Miré a mi a

Cuando uno dice blanco, el otro... blaugrana

Va a ser un día complicado, se dijo Aurora al despertar pensando en que se jugaba el Clásico. Su preocupación eran sus hijos Raúl y David. Cuando nacieron todo fue caos en su entorno y nadie, excepto ella, se fijó en los ojos tan abiertos con los que se observaban sin pestañear. Aunque le decían que los recién nacidos no ven, esa mirada gélida de un gris opaco fue el presagio que acabó con sus sueños de madre.  La crueldad sistemática entre los hermanos confirmó sus sospechas. Parecían dos gatos en continua pelea. Si uno necesitaba luz, el otro oscuridad; si uno quería dormir, el otro berreaba y si uno decía blanco el otro… blaugrana. Era un sinvivir que a ella le tenía agotaba. —Os vamos a machacar —decía Raúl con la camiseta blanca. —¡Qué dices, idiota! Hoy comeréis el barro bajo nuestras botas. —De idiota nada, mamón.  — ¡Pum! Arrojó un derechazo al ojo de su hermano. —Te arrancaré la nariz, imbécil. —Y el zurdazo lo dejó sangrando. —¡Ay!, me ha mordido. —¡Basta! —gritó Aur

El vaivén de la vida

En la vida de Clara había aparentemente de todo menos paz y sosiego. Era de esas personas que cuando te pasan, su estela tira de ti y te hace girar la cabeza deseando alargar tu mano entre la brisa que ondea los rizos de su melena. Esa noche Clara se separó de la fiesta, se quitó los zapatos de tacón de vértigo, la máscara de top-model y se abandonó en el columpio de sus pensamientos. Cualquier observador habría olido la tristeza que embargaba tanta belleza. Sabía que Rubén no se creía que ella se dormía en cuanto se acostaba, pero callaba. Rubén sabía que esa tarde ella había llorado, pero dijo: ̶ Cariño, ¿estás ya preparada? La rutina había llegado a sus vidas como un intruso para definitivamente quedarse. Su ambición profesional, el estatus social y ese ajetreo diario de fiestas y relaciones sociales para alzar una muralla sobre la que asentar su seguridad, había resultado una telaraña en la que se habían perdido y ahora… ahora todo ello solo servía para acallar el incómodo

La musa de la escritura

Hoy hace un año que te fuiste… Digo a gritos que no te necesito, que ojalá no vuelvas. Miente mi orgullo para cubrir el dolor de mi impotencia. Ya sabes que mi cabeza es un cóctel de ideas encontradas, letras sueltas y sensaciones indefinidas. Qué diferencia con las composiciones escritas a golpe de vértigo, las notas de recuerdos con ilusión vividos, la actividad nerviosa, el febril pensamiento desbocado, todo un mundo que se diluía en la página en blanco. Mi imaginación no se resigna a esta inactividad actual y sigue alimentándome: me trae el choque de olas acunando a otros muchos en sus aguas, el espectáculo de un gnomo sibilino junto a una princesa destronada, un bello alfiler ensangrentado en el escenario de una explosión en Yakarta, hasta me tienta con el aroma de la riquísima sopa de la abuela. Miro tu hermética bola de cristal donde encierras la energía en un tiempo y un espacio diferente al que reclama el reloj para sí mismo. Te miro y tu fulgor me deslumbra y pienso